jueves, 8 de mayo de 2014

Surf

En los pueblos surfistas, sobretodo en los pequeños como Mompiche, se entreteje una especie de código que en todo momento sobrevuela el ambiente, no es necesariamente oculto, por lo menos no existe esa intencionalidad, sin embargo se hace imposible de descifrar para el que no está al tanto de eso, que más que un deporte, para esta gente es un estilo de vida. Entonces algunos viajeros llegan y otros se van, y apenas sienten esa percepción extraña, de que algo existe por ahí, como si a uno le picara la pierna o la mano sin saber nunca por qué, hasta que se va y la picazón se acaba inexplicablemente. Pero nunca terminan de comprender de qué se trata, aunque en algún lugar, consciente o inconcientemente, subsiste como interrogante, ¿por qué me picaba...? Como si hubiera dos dimensiones, dos formas de acceder a eso que puede ser un lugar vistoso, con lindas playas y paisajes, o algo más...

Stress

-El tipo me pidió un ácido, que quería probar, y no tuvo mejor idea que tomárselo a las siete de la mañana antes de ir a trabajar. Me llamó desde Cuenca que estaba con un ataque de angustia atascado en medio del tránsito. ¡Ni modo le dices a tu mujer que eso te lo dí yo! le dije, mejor deja el carro ahí y salte a caminar. Como no podía decirle a su familia de lo que se trataba terminó a las cuatro de la tarde con suero en la clínica y con diagnóstico de stress-.