"Abraham creyó, y por eso se mantuvo joven; pues quien espera
siempre lo mejor envejece en las decepciones y quien aguarda siempre lo peor se
gasta temprano; pero quien cree conserva una eterna juventud. (...) Creyó en virtud del absurdo, porque aquello no era cosa de cálculos humanos; y el absurdo consiste en que dios, que era quien ordenaba ese sacrificio, al instante siguiente debía revocar su exigencia".
S.K.
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