domingo, 28 de mayo de 2017







El deseo lo atraviesa todo, demuele muros, confines y voluntades ajenas. No hay centinela capaz de contenerlo, ni vigilancia estricta que lo detenga. El mínimo descuido es suficiente. Bajo el aspecto de lluvia, de un dios o como la simple imagen de un tío cualquiera, se materializa... El deseo siempre encuentra su forma. Deseo y destino son para los griegos casi la misma cosa.

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